Tuesday, January 31, 2006

El desquite

Hay pocas cosas que me gusten más que el desquite gastronómico después de una semana de corrientazos malucos. En mi opinión, comer mal es un crimen. Se necesitan pocas cosas para hacer que algo sepa rico y todavía no puedo entender como es que en la mayoría de los sitios donde uno almuerza se las ingenian para cagarse la comida. Carne 5/4, dura como chancleta (usualmente translúcida, como las servilletas cortadas por mitades para ahorrar plata), arroz boludo, papa y yuca paludas, ensalada “rusa,” el “principio” de garbanzo con hogao (pariente cercano del balín), etc. Sin embargo, existen algunos sitios, como American Burger, que se dedican a una cosa y la hacen bien. En el panteón de las hamburgueserías capitalinas, este sitio ocupa el más alto lugar (el infierno es MacDonalds, obviamente, con su cajita feliz atrapa niños). No es, como El Corral, una cadena donde se ensamblan hamburguesas medianamente sabrosas pero con un dejo industrial que no acaba de convencer. No porque la hamburguesa de El Corral no sea buena, pero no satisface igual a las de American Burger. Ha sobrevivido en el mismo sitio la llegada y desaparición de muchos otros contendores; Del Oeste, Burger King, Primos con su gatos (lástima que desaparecieran, que buena era la hamburguesa de Primos), Randy’s (no se si todavía hay uno por ahí), Wimpy (aún queda uno que otro, pero en algunos años creo que desaparecerá) y espero que entierre a los que aún quedan. La hamburguesa de American Burger se parece a lo que uno produciría en la casa, si la casa de uno fuera una hamburguesería. El “patty,” como llaman los gringos al disco de carne molida, es grueso y jugoso, y es claro que lo hicieron a mano. Nunca es una de esas cosas planas, delgadas, e insípidas que venden en otros lados y que ha sido científica e industrialmente porcionada para que a uno NUNCA le toquen más de los 90 o 125 gms que alguien alguna vez definió como el peso “idóneo” para una hamburguesa.

A diferencia de los contendores, cuando uno le hinca el diente es inmediato el sabor a carne de verdad. Carne que salió de alguna parte de una vaca, fue molida, mezclada con algo de miga de pan, especies, y posiblemente un huevo, formada a mano y después asada sobre una parrilla bien caliente. Como algo que uno haría en casa. La que yo siempre pido es una obra de arte: una American Burger con tocineta y huevo frito. También tienen opciones más sencillas claro está, y algunas aún más complejas y garosas, como la que viene con fríjoles. Esa no la he probado, pero estoy seguro que también es deliciosa. Hay que mencionar las papas. En American Burger las papas fritas todavía son hechas pelando y cortando las papas y no salen de un talego en donde han estado congeladas quien sabe cuanto tiempo. Son irregulares, tostaditas y absolutamente deliciosas. Como verán y espero que prueben los que no han ido, la combinación es fantástica. Todo hecho en casa, con un buen servicio y buenos precios, es un sitio excelente para desquitarse de una mala semana.

Thursday, January 26, 2006

4-0

Creo que esta semana no logré almorzar nada decente, nada de lo cual valga la pena acordarse. Tanto así que para este post casi ni me acuerdo de lo que almorzé ayer, lo cual es terrible porque gran parte de mi memoria está asociada a lo que me como. Deben ser las canas que me estan saliendo. Mi abuelo decía que lo terrible de las canas era que se alimentaban de memorias. Muy lentamente se las van comiendo, una a una, hasta que no queda nada. Pero bueno, todavía son pocas, apenas unas 3 o 4 y su efecto tiene que ser mínimo, espero. Al menos que uno tenga una de esas canas insurrectas que ni siquiera se asemejan a los otros pelos. Tienden a tener muchas curvas, como la carretera entre La Vega y Honda, y siempre se salen así le caiga uno a golpes con la peinilla. Esas sí que son peligrosas.

El caso es que ayer terminé en Sopas de Mamá y Postres de la Abuela, ahí detras de la Plaza de Simón, almorzando con otros tantos burócratas. Hoy me tocó en Andante ma non Troppo, otro hervidero de funcionarios públicos, en donde hay que estar pendiente de quien se sienta al lado para no decir nada muy políticamente in-correcto. No me voy a extender en la descripción de lo que me comí en ambos sitios. Basta con decir que soy un fan absoluto del calentao y casi que donde quiera que lo encuentro lo pido. No se si es que inconscientemente estoy elaborando un ranking de calentaos, pero cuando lo veo en una carta no puedo no pedirlo. Es un poco enfermo la verdad. Hay algo irresistible en la combinación: arroz (preferiblemente con cucallo), papita, carne asada, platano maduro, huevo frito encima. Basta con agregarle ají de ese que viene con cilantro y cebolla larga y tiene uno una obra de arte en frente. Algunos le echan fríjoles, pero a mi la verdad no me gusta cuando se los agregan porque le dá un dejo paisa cuasi-uribista. Me imagino al presi en su finca de Montería comiéndose algo similar antes de salir a ver a "sus vaquitas" y me da un escalofrío, brrrrrr. Pues el calentao de S de M y P de la A, no dió la talla. Va ganando el de La Tipografía definitivamente (Calle 11 entre 5a y 6a, al lado de Mi Viejo).

En Andante, que ya la verdad parece es la cafetería de más de un ministerio, padecí del plato del día. Sopa de Tortilla: insípida. Estofado de Pollo: Cauchoso.

Mañana me desquito. Todas las semanas hay que comerse algo memorable. La vida es muy corta como para comer calorías.

Tuesday, January 24, 2006

¡El Pescado soy Yó!

Siguiendo con las crónicas de las dichas y desgracias de almorzar en el centro, ayer caí en la Pescadería Versalles. Localizada muy cerca de Escobar y Rosas, tiende a pasar desapercibida por aquellos que pasan rápidamente por esa calle, probablemente porque no despierta mayor confianza la nevera un poco sucia llena de pescados, bolsas de papas fritas, y quien sabe que más. No porque la "higiene" tenga algo que ver con el sabor. Hay cosas que hay que comérselas en su contexto para poder disfrutarlas como es. Por eso es que no me termina de convencer Club Colombia. ¿Porqué? Pues por lo que venía diciendo, no ven que como su nombre lo indica es fritanga, sobrebarriga, chorizo, chunchullo, etc.....pero de Club. Y digo Club como el Jockey, el Gun, y el Country: apolillado, exclusivo, de cubierto, lleno de gente "bien" con su camisa Polo, mocasines con jeans y carterita Loser Vuitton. Lo siento mucho pero ahí la longaniza no se la puede comer uno tranquilo.

En fin, el caso es que varios de mis colegas me habían amenazado con llevarme a este restaurante/chuzo localizado en La Candelaria que tiene fama de ser "excelente" y de tener "el mejor pescado del centro". Incluso me decían que es tan bueno que uno se encuentra a "los políticos" y a "los congresistas". Se nota que nuestra clase política tiene tan poco sentido del buen comer como de legislar. Pedí uno de aquellos platos que lo ponen a uno a delirar cuando lleva meses por fuera de Colombia: una mojarra frita con patacón y yuca. ¿Que tan jodido puede ser fritar un pescado y que quede crocante y doradito por fuera, jugoso y suave por dentro? Sin embargo, el almuerzo venía con la consabida sopita, así que me trajeron primero un caldo de....¿pescado? Yo no sé pero lo que a mi me trajeron ayer sabía era a Maggi, o a Doña Gallina, pero no a pescado. Me hizo acordarme del "caldito" que le dan a uno en las oficinas en esas mañanas gélidas y húmedas de Bogotá que sirve para evitar irse convirtiendo en una paleta adherida a un teclado. Me hizo acordarme además por ese sabor que le queda a uno en la boca y que no se va sino como hasta después de las cuatro de la tarde (el saborcito sólo se me fué después de bajarme un espresso doble, usándolo como una especie de Diablo Rojo anti-Maggi). ¿Pues claro, con ese precedente como podía la pobre mojarrita salvarse? Doradas y crujientes, pues sólo las aletas. El resto me tocó entrapado en aceite reciclado, posiblemente de algún taller del vecindario. En todo caso, después del caldo el pescado me supo a pollo de cubito. El túmulo de papas fritas de acompañamiento le servía de mortaja a la pobre mojarrita; gruesas, blandas, pálidas y también entrapadas de aceite. Se salvaron las croquetas de yuca porque eran de talego.

Dictámen final: Cae en la categoría de caro pero malo. Si van, echen la Sal de Frutas o el Alka Seltzer. No les quitará el mal genio vespertino pero ayuda a diluir el sabor de la grasa y el caldo de gallina.

Monday, January 23, 2006

Comida de Mierda

Nada mejor que un mal almuerzo para cagársele a uno el día. Entre todas las desgracias nacionales, la que sobresale en términos gastronómicos es el corrientazo. Un segundo lugar lo ocupan los almorzaderos que le dan a uno por la cabeza, sin que lo que uno se coma sea un pinche corrientazo de dos milqui. Hoy se me ocurrió ir a Mauro's de la Candelaria y me azotaron con un "hockey puck" en forma de hamburguesa. Pan quemado, la carne más delgado que una hoja de Bond 90gms (e igual de insípida, a excepción de la sobredosis de comino) y el servicio leeeeeeeeeeeeeentoo.... Agregar pasta tres quesos sin sal de acompañamiento y listo, tiene uno la receta perfecta del mal genio vespertino. Y eso que a Fregonese Los Andes le dió una medalla condecorándolo por aquello de ser un entrepreneur Uniandino...

La Contadina

¿Quien se acuerda del restaurante Mikele? En algun momento tuvieron una del mejores pizzerías de Bogotá, y si no estoy mal, fueron los primeros en ofrecer panzerottis. Desafortunadamente desaparecieron hace algún tiempo, dejándonos sólo las típicas alternativas de Archie's, Karen's, y 1969, esto si no tenemos en cuenta a sitios como Di Lucca. La buena noticia es que hace algún tiempo, aproximadamente unos 4 o 5 meses, los antiguos dueños de Mikele decidieron abrir La Contadina, un pequeño restaurante ubicado en la vía a La Calera, entre el peaje y el puente sobre el Río Teusacá. Aunque la carta es reducida, es muy grato observar que aplican la máxima de ofrecer sólo aquello que en realidad saben hacer. No como muchos sitios que lo inundan a uno de opciones en la carta sólo para defraudarnos de la manera más miserable. Me comí unos Tortellini in Brodo maravillosos; el caldo tenía profundidad, los tortellini estaban en su punto, en fín, un plato perfecto para uno día lluvioso como hoy. Donde más puede uno conseguir este plato, pues en ningún otro lado. En una segunda visita me comí la Milanesa de Ternera, un plato en apariencia sencillo, pero que requiere un excelente control por parte del cocinero para no calcinar el apanado y de paso la carne. Igual que en mi primera visita, estaba todo delicioso. Mi esposa se comió un risotto fantástico con espárragos y salmón. ¿ Y los precios? Dos personas pueden comer facilmente por menos de 40,000 pesos, algo que cada vez es más extraño en el enrarecido ambiente de los restaurateurs nacionales, donde pedir un plato de sobrebarriga(eso sí de autor) puede significar quedar descuadrado el resto del mes.

El ambiente es de restaurante campestre, así que nada de muebles minimalistas, espejos, meseros emperifollados,"extensas cavas de vinos," ni políticos con guardaespaldas bloqueando la vía.

Thursday, January 19, 2006

¡Empezamos!

Este blog existe para y por mi afan de discutir distintos aspectos de algunas de mis entretenciones básicas: la buena comida, la literatura, el montañismo, la política, etc. Lo veo como un buen espacio para decir lo que se me viene en gana sobre estos temas y a falta de diario, buenos son blogs...